Ser Arquitecto
Elegí ser Arquitecto y se lo debo a mi Viejo, cuando una tarde en la primaria me pregunto;
-¿que queres ser cuando seas grande?-, con inocencia le devolví la pregunta;
-¿Qué puedo ser?
Ahí fue, mientras él pacientemente desplegaba un universo de opciones, donde escuche por primera vez la palabra “Arquitecto”;
-Y espera, eso que es ?!! A lo que él respondió:
-Es la persona que construye Casas, puentes, edificios, monumentos, ciudades.
No podía creer lo que estaba escuchando, yo no conocía a nadie que tuviera semejante trabajo, él si conocía, como conocía de muchas otras cosas y como él siempre decía, que de todo sabía un poco.
Ahora a la luz de los años me doy cuenta que la esencia del arquitecto estaba en él también, porque que otra cosa es ser arquitecto, mas que ser una persona que sabe de todo un poco, aunque sea muy poco.
No porque el arquitecto sea un tipo sabio, entendido, intelectual; no apunto a eso ni él tampoco lo hacia. Apunto a la curiosidad, a la capacidad de no perder nunca el asombro, a la constante de adquirir conocimientos todos los días, un poquito mas, hoy de esto, mañana de aquello, porque todo es interesante en este mundo, y es tan corto el camino, pero a la vez tan arduo y tan único que el regalo del conocimiento es muy valioso.
La curiosidad es el motor del arquitecto, desentrañar el misterio, llegar a la esencia de las cosas, llegar al corazón, con el simple fin de saber. Pero esta labor, hoy es imposible, el mundo se ha diversificado, atomizado temáticamente e inundado por la tecnología, estamos cada vez mas cerca, de estar más lejos. Es otra variable que tiende a infinito.
De igual modo, es mi constante, curiosidad y asombro. Mis herramientas: la observación, mi mente y mis manos; para mirar lo que me atrae, para entenderlo, decodificarlo y traducirlo para mi o para otros, de un modo simple o complejo y en el mejor de los casos, trascender este efímero paso por la vida, al menos, unos minutos mas que lo permitido.
Al igual que esta pagina, mi vida esta en construcción.
Los invito a recorrerla
-¿que queres ser cuando seas grande?-, con inocencia le devolví la pregunta;
-¿Qué puedo ser?
Ahí fue, mientras él pacientemente desplegaba un universo de opciones, donde escuche por primera vez la palabra “Arquitecto”;
-Y espera, eso que es ?!! A lo que él respondió:
-Es la persona que construye Casas, puentes, edificios, monumentos, ciudades.
No podía creer lo que estaba escuchando, yo no conocía a nadie que tuviera semejante trabajo, él si conocía, como conocía de muchas otras cosas y como él siempre decía, que de todo sabía un poco.
Ahora a la luz de los años me doy cuenta que la esencia del arquitecto estaba en él también, porque que otra cosa es ser arquitecto, mas que ser una persona que sabe de todo un poco, aunque sea muy poco.
No porque el arquitecto sea un tipo sabio, entendido, intelectual; no apunto a eso ni él tampoco lo hacia. Apunto a la curiosidad, a la capacidad de no perder nunca el asombro, a la constante de adquirir conocimientos todos los días, un poquito mas, hoy de esto, mañana de aquello, porque todo es interesante en este mundo, y es tan corto el camino, pero a la vez tan arduo y tan único que el regalo del conocimiento es muy valioso.
La curiosidad es el motor del arquitecto, desentrañar el misterio, llegar a la esencia de las cosas, llegar al corazón, con el simple fin de saber. Pero esta labor, hoy es imposible, el mundo se ha diversificado, atomizado temáticamente e inundado por la tecnología, estamos cada vez mas cerca, de estar más lejos. Es otra variable que tiende a infinito.
De igual modo, es mi constante, curiosidad y asombro. Mis herramientas: la observación, mi mente y mis manos; para mirar lo que me atrae, para entenderlo, decodificarlo y traducirlo para mi o para otros, de un modo simple o complejo y en el mejor de los casos, trascender este efímero paso por la vida, al menos, unos minutos mas que lo permitido.
Al igual que esta pagina, mi vida esta en construcción.
Los invito a recorrerla
